miércoles, 18 de febrero de 2015

En una tierra muy lejana y en un tiempo olvidado cruzaba el cielo la criatura más dulce y delicada que jamás existió. Tenía alas de cristal cubiertas por polvo de diamante. Sus otras compañeras la conocían por Evagal. Siempre tenía una palabra amable o una caricia de consuelo y tanta era su bondad que era protagonista de las líricas que entonaban los juglares a la luz de las estrellas. Evagal bailaba repartiendo su poder de mariposa, era capaz de cambiar las emociones de cuantos rodeaba, así cambiaba tanto tristeza por alegría como odio por amor. Una vez terminó su misión en aquellas tierras,

Evagal abandonó su cuerpo de mariposa para ayudar allí donde fuera necesitada. De esa manera llegó a nuestro colegio en forma de mujer.

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